Los inyectores piezoeléctricos son cada vez más habituales en los motores diésel de última generación. Esto se debe, fundamentalmente, a que son capaces de aprovechar de un modo mucho más eficiente el combustible, lo que repercute en un menor consumo y, en consecuencia, una más reducida cantidad de emisiones contaminantes a la atmósfera. Por ello, no es de extrañar que las autoridades europeas estén recomendando su uso para cumplir con las normativas vigentes en esta materia.

Inyectores piezoeléctricos en motores diésel.

Un motor piezoeléctrico se vale, fundamentalmente, del efecto piezoeléctrico inverso para funcionar, el cual aplica una determinada tensión eléctrica a un conjunto de placas cristalinas fabricadas en turmalina o cuarzo para provocar su dilatación, lo que da lugar al inicio del proceso hidráulico dentro del inyector. Es cierto que existe un efecto piezoeléctrico simple que no requiere de la dilatación de las placas cristalinas, pero no es tan efectivo en este caso. Sin embargo, suelen usarse con asiduidad en los sensores de presión.

El ciclo de los inyectores piezoeléctricos.

En cuanto a su funcionamiento inyectores piezoeléctricos realizan el proceso en un total de tres fases diferentes. La primera de ellas se denomina de inyector cerrado y es la que da inicio al proceso de inyección. Puesto que no recibe excitación eléctrica alguna, el actuador piezoeléctrico está en reposo hasta que es alimentado y estimulado. Cuando lo hace, se dilata y abre el inyector para dar lugar a la segunda fase, la de inyector abierto.

Una vez que el inyector está abierto, deja de recibir impulsos eléctricos que lo exciten. En esta fase, el actuador actúa como un condensador que se encarga de retener la tensión para mantener el inyector en ese estado. Es importante que, bajo ninguna circunstancia, se desconecte un inyector piezoeléctrico con el motor arrancado ya que puede ocasionar graves daños al motor. Por su parte, la tercera fase del proceso es, de nuevo, la de inyector cerrado, salvo que en esta ocasión, en lugar de recibir una carga eléctrica, libera la tensión acumulada en el actuador para volver a la etapa inicial.

Principales ventajas de los motores piezoeléctricos.

Los inyectores piezoeléctricos presentan una serie de ventajas absolutamente indiscutibles. La primera de ellas guarda relación con la presión de inyección a la que son capaces de operar. Y es que, aproximadamente, rinden a la perfección hasta los 2000 bares. Asimismo, sus tiempos de conmutación son de sol 0,2 milisegundos como máximo, una cifra extremadamente baja. También permiten varias inyecciones completamente dosificables en cada ciclo de trabajo. Todo ello redunda en una mayor capacidad de control sobre el proceso de inyección y una mejor optimización del combustible, lo que se traduce en el cumplimiento de las normas antipolución.

Por si fuese poco, el sistema piezoeléctrico no presenta grandes inconvenientes. De hecho, solo se puede decir acerca de ellos que no pueden ser manipulados cuando están funcionando, lo que dificulta la reparación de las averías, así como que presentan un mínimo riesgo de quedarse abiertos en caso de fallo y provocar una avería grave en el motor. De todos modos, esto solo sucede en ocasiones extraordinariamente aisladas.

Los inyectores piezoelectricos  todas las marcas en mayor o menor medida los montan en sus vehículos. Hasta la fecha ninguna marca del fabricante del inyector (Bosch, Delphi, Denso), autoriza su reparación, excepto Siemens que repara algunas referencias. Hay talleres que se arriesgan a reparar este tipo de inyectores piezoelectricos pero sin ningún éxito, la bobina piezoelectrica es una pieza muy delicada para su reparación o funcionamiento, una mala reparación de este inyector puede llegar a perforar un pistón, dañar el motor o atascar un filtro de partículas.