Sin los fluidos, el motor del vehículo puede, desde alcanzar temperaturas demasiado altas hasta friccionar rompiendo sus piezas. Descubre cómo mantener los niveles adecuados en todo momento.
A la hora de realizar por nosotros mismos el mantenimiento de nuestro vehículo, hay una “asignatura pendiente” para todo aquel que no sea demasiado aficionado a la mecánica. No es otro aspecto que el de abrir el capó y comprobar que todo lo que influye en el funcionamiento del motor se encuentra en el estado adecuado.
Es por ello por lo que esta es una de las tareas fundamentales por las que un coche debería pasar por el taller al menos una vez al año, pero no obstante, existen ciertas comprobaciones que nos permitirán que nada falle o detectar por qué lo ha hecho. Es la tarea de revisar los niveles del vehículo. A continuación, desde SPG Talleres, te indicamos cómo llevarlo a cabo.
¿CUÁLES SON LOS NIVELES DE NUESTRO VEHÍCULO?
La palabra “niveles” nos puede sonar a tecnicismo, pero es simplemente todos los fluidos que intervienen en el funcionamiento del motor y que, tal como su nombre indica, deben adecuarse a unos niveles para ofrecer el máximo rendimiento.
Son líquidos y fluidos como el aceite, el refrigerante, el líquido de dirección, el limpiaparabrisas y los líquidos de frenos, donde una cantidad adecuada (no siempre “mucho” es sinónimo de bueno) es lo que hacen que funcionen al máximo rendimiento.
Por tanto, llamamos “niveles” a todos estos componentes que se deben “nivelar” en cantidades para que el motor no se resienta.
CÓMO COMPROBAR CADA UNO DE LOS NIVELES DE NUESTRO VEHÍCULO.
Niveles de aceite
El motor de un coche funciona friccionando constantemente unas piezas con otras a grandes velocidades y a altas temperaturas. Si estas piezas no se encuentran perfectamente engrasadas, pueden producirse roturas o lo que se conoce como “motor gripado” que no es otra situación que piezas que se han “fusionado”, debido a esta fricción a mucha temperatura.
Por esta razón, siempre nos debemos garantizar que nuestro vehículo cuente con los niveles de aceite adecuados de este componente. Aunque como veremos a continuación no es una tarea complicada, su vital importancia hace que no sean pocos los talleres de cambio de aceite en Vizcaya o Málaga, que incluso tienen en consideración la temperatura exterior para proporcionarnos el de mejor calidad y recomendarnos.
La comprobación de los niveles de aceite se lleva a cabo introduciendo una varilla que encontrarás junto a la cajetilla del motor (normalmente con el asa en blanco o amarillo para su rápida localización) dentro del depósito de aceite. La marca que deje la parte superior de la mancha deberá quedar entre los testigos (dos bandas marcadas que indican el nivel más bajo y más alto recomendado).
Esta tarea debemos realizarla con el coche estacionado en un llano, sin ningún tipo de desnivel que pueda alterar el resultado por la inclinación, así como con el motor en frío.
Aún puedes hacer una comprobación más relativa a la calidad del aceite, ya que según el color que tenga, sabrás si está siendo eficaz no solo en cantidad:
- Aceite de color dorado: el aceite se encuentra en un estado óptimo y si responde a los niveles adecuados, se puede seguir usando sin problemas.
- Aceite parduzco o de tonalidades marrones: comienza a desgastarse, por lo que o se aproxima a niveles poco óptimos, o debemos mejorar su calidad en el próximo recambio.
- Aceite negro o que desprenda olor a quemado: es un aceite que, esté o no en los niveles adecuado, no está actuando como debiera. Necesita un cambio urgente y una revisión.
Niveles de refrigerantes.
Precisamente por las altas temperaturas que, respecto al aceite del motor, indicábamos que se alcanza dentro del capó de nuestro vehículo, el líquido refrigerante es otro de los niveles que debemos tener presentes en todo momento.
En este caso, hablamos de un fluido que, al contrario que el aceite, no se consume, por lo que la revisión (que se puede hacer a nivel ocular simplemente contemplando el depósito y sus marcas) está encaminada a que no se produzcan fugas o no haya exceso que pueda producir una sobrepresión en el circuito.
Este hecho hace que esta revisión no sea frecuentemente necesaria, más aún si le sumamos que en el salpicadero del coche contamos con una señal luminosa en el caso de que fuera necesario reponer refrigerante (también existe señal luminosa para el aceite, pero aún así para este se recomienda la inspección mediante varilla y no esperar al indicativo del salpicadero).
Si fuera necesario el recambio, debemos hacerlo siguiendo la tipología de refrigerante que nos indique el manual del fabricante del vehículo, con el coche estacionado y sin que el motor haya estado en funcionamiento, ya que nos quemaremos al abrir el depósito.
Líquido de dirección.
Gracias al líquido de dirección, los giros de dirección se realizan de forma suave y sin brusquedades o “crujidos”.
Se comprueba su nivel de forma similar al del aceite (con una varilla medidora), y en el caso de que se encuentre por debajo de la marca recomendada, deberemos reponerlo siguiendo las instrucciones del fabricante.
En este caso el coche no cuenta con un testigo en el salpicadero que nos alarme sobre un nivel bajo, pero lo notaremos cuando la dirección está más dura de lo normal, sentimos ruidos al realizar los giros o el volante no vuelve a su posición natural con la misma rapidez.
Limpiaparabrisas.
A pesar de que de todos los fluidos, éste es el que menor nivel de alarma produce cuando se encuentra a un límite bajo, no debemos olvidarnos que unas lunas que ofrezcan la visibilidad adecuada son fundamentales para la seguridad al volante. También es importante que los limpiaparabrisas estén en buen estado.
Por ello, jamás debemos obviar estos pequeños detalles que permiten una conducción segura. Además, es uno de los controles dentro de la inspección ITV por este mismo razonamiento, por lo que otro motivo por el que no olvidarnos de él.
La forma más natural de notar que debemos rellenar el líquido limpiaparabrisas es quedarnos sin él, aunque algunos modelos cuentan ya con un testigo luminoso en el salpicadero para esta situación.
Llegada a ella, deberemos abrir el capó y localizar el depósito que se marque con el símbolo de un parabrisas. Podemos rellenarlo con agua destilada, pero ésta reduce su eficacia y no siempre retira restos aunque las escobillas estén en buen estado, por lo que lo recomendable es usar un producto específico.
Líquidos de frenos.
Al igual que el líquido refrigerante, se trata de un nivel que no se consume, por lo que si se marca como bajo (contamos con un testigo en el salpicadero), se deberá a dos razones fundamentalmente:
- Las pastillas de freno se están desgastando: lo cual significa que debemos cambiarlas y aprovechar para nivelar el líquido.
- Existe una fuga en el circuito: lo cual es una situación de riesgo por la cual debemos ir de urgencia al taller. Notaremos manchas en los bajos del coche.
El cambio de líquido de frenos se hace de forma similar al de aceite en cuanto cuenta con una marca de máximo y otra de mínimo, pero sin varilla de medición. Si mediante la inspección ocular no somos capaces de distinguir el nivel, lo recomendable es que balanceemos mínimamente el coche para producir un leve movimiento que nos lo marque. En el caso de que sigamos sin poder determinar el nivel, lo aconsejable es acudir a un taller especializado, ya que es síntoma de un nivel bajo o muy bajo.